enero 02, 2005

Primeros turistas del año en Panamá City

De existir el premio que se da a los turistas en Mr del Plata, nos hubièramos quedado con el pan dulce y la sidra. No solo fuimos los primeros turistas que bajamos del avión en Panamá (el resto del aviòn siguió a Cancún) sino también las dos únicas personas en todo el aeropuerto. Llegamos acá a las 2 am. Nuestras mochilas ni siquiera pasaron por la cinta, porque eran el único equipaje que tuvieron que bajar del avión, así que quedaron tiradas en un rincón. Nos reíamos con el Ari: todo lo contrario de la India.
La tercera persona que había en el aeropureto era un panameño con un cartel que decía "Srta Ludueña", que era de la combi que contratamos por internet para que nos llevara al hotel. El chofer se pasó el camino cabeceando y yo pensaba "No salvamos del Tsunami y nos vamos a estrolar por culpa de ser precavidos por primera vez" (ya saben, jamás nadie nos ha ido a buscar a un aeropuerto).
Llegamos sanos y salvos. Mucha charla para que el chabon no se durmiera. Todo bien, somos sacadores de temas pro. El domingo panamá era como Kuala Lumpur en Año Nuevo Chino: todo cerrado. Es una ciudad mezcla de Constituyon con Kuala Lumpur, Johanesburgo y Mumbai. Con ligeros toques de Salvador de Bahia. Un puñado de edificios espejados sobre la bahia, a lo yanqui, mucha seguridad por todas partes. Colorido. Palmeras. Tropical. Calor. Y a mover las cabezas.
A la tarde nos tomamos un bus a David, donde estamos ahora. Pensábamos comprar una guía de viaje porque la verdad no tenemos mucha idea ni de donde estamos ni adonde vamos. Es domingo al mediodía. Y se respira Caribe. Todo salsa y vallenato. Y mulatonas por todos lados. Acá las mujeres son una especie de garotas con delanteras prominentes y trasero con acoplado subidos a plataformas y envueltas en ropa ajustada y de colores, con tres o cuatro guaguitas detrás.
Acá nos damos cuenta que la India fue un entrenamiento total para cualquier tipo de avatar viajero. No nos asombramos mucho por la calidad de las habitaciones, desayunamos café con tortillas y carne frita (una especie de pastrón que impresionaba por su colorete rojo pero estaba muy ok)y le damos para adelante. Vacacionar en español hace todo más fácil. A veces no entendemos bien y pedimos que nos repitan, y viceversa. Ayer un taxista nos dijo:

- Qué bien aprendieron el español! Son holandeses, no?

Vamos a ver si encontramos una librería. Sólo sabemos que estamos en la frontera con Costa Rica y que queremos ir a la playa.

Ari & Maru