enero 14, 2005

Costa riceando

Todos hablaban tan mal de San José que llegamos y no pareció tan tremendo. Es más: nos empezó a gustar. Sólo estuvimos una noche pero vaos a volver al bajar para Panamá City. Ya hicimos migas con un argentino, Guido, que inauguró una pizzerìa. Y con la italiana que regentea el Green Hostel donde estuvimos.
Después de una noche de una cocina asiática tremenda (un pez hecho a la vietnamita, limonada de jengibre y satay de pollo tailandés), nos subimos a un bus rumbo a la costa del pacìfico. Un detalle importnte: acá en Costa rica apenas terminás de comer te levantan el plato. Nunca escucharon hablar de sobremesa. Y cuando te metés el último bocado correcto en la boa, te quedás con el pancito en la mano como un zombie mientras el camarero te saca el plato, las salsitas y todo el show. Y uno se queda masticando su pequeña rabieta. Acaso mi dinero no vale????

El viaje hacia la costa fue una escalerita caracol. Se revuelven todas las tripas. Y tardamos como 5 horas ara hacer 180 km. Llegamos a Manuel Antonio (que nomrbe le pusieron estos ticos!) y el bus nos dejó en un hostel al que llegamos
derivados por Orietta, nuestra anfitriona de San José. Al llegar la dueña de Vista Serena (un hostel, no una novela de Cris Morena, aunque suena un poco así) nos contó que teniamos que compartir el baño y el cuarto. Yo puse una cara de tanta desazón que se apiadó y nos puso en un cuarto solos con cama doble y todo.

El sitio es un paraíso. Manuel Antonio tiene unas playas de aguas turquesas, bordadws de palmeras y cocoteros y guayabos donde refugiarse del sol y respirar un poco de frescor. Las olas son de diseño. La temperatura del agua, perfecta. Siempre te dan ganas de una zambullida. Te podés quedar horas hasta quedar hecho una pasa de uva.

Está lleno de hoteles y resorts y nuestro hostal es un lugar especial en medio de todo eso. En mi vida hablé tanto en inglés y hasta Ari se animó con sus primeras frases. I ´m Ariel, I am from Argentina. How are you? I am fine. Son todos gringos o casi, todos con una historia de personajes total. Parece una novela. Un par de veces ya fuimos a cenar o esta noche a bailar todos juntos. Muchos de ellos están estudiando español en CR (linda excusa!) y otros es la 3ra o 9na vez que vuelven, incluso al hostal, regenteado por Sonia, una latina que vivió en California hasta hace año y medio.


Los días transcurren desayunando en la galerìa con vista al mar del hostal, los atradeceres en la hamaca, el sol en la playa. charlas en lenguas. mangos. paltas. licuados de sandía, de piña, de papaya. café de costa rica. yogur de frutos tropicales. alguna cerveza fría a la noche. música y lecturas. un lindo oasis desde donde les enviamos a todos las mejores vibras.