enero 10, 2011

Camino a Brasil 2011

Este año decidimos romper el mito de ir en auto a Brasil. Salimos de Buenos Aires y encaramos por la ruta 9 y luego por la 14 que corre por Entre Ríos. La R14, muy peligrosa y accidentada, ahora está super porque la hicieron doble mano. Solo nos tocó una parte bastante insopor, unos 50 km antes de llegar a Colón. Ese tramo fue uno de los más densos de todo el trayecto hasta Brasil. Pasando Colón, y tras aprovisionar tanque de nafta, doblamos hacia el Puente Artigas, frontera con Uruguay. Las rutas uruguayas muy gauchitas, sencillas, en algún tramo deterioradas pero nada grave, eso sí, desiertas. Y un paisaje tremebundamente hermoso. Nos tocaron las nubes más lindas del año y una tormenta breve en 30 km.
Rivera es la ciudad uruguaya que hace frontera con Brasil. La ciudad gemela se llama Santana do Livramento. Es rara la topografía porque las separa simplemente un mástil de una plaza, de un lado Ur y del otro Br. Es zona franca, llena de negocios y deep Latin America, pero veníamos tan embalados que no daba parar un segundo. El trámite de migraciones duró una hora: vas de un puesto a la comisaría local, te sentás a esperar en la vereda con otros argentos y listo el pollo.
Al anochecer llegamos a Sao Gabriel, la parada programada. Nos habían aconsejado el Hotel Sao Luiz y Beta, y Sao Luiz fue el primero que encontramos (gracias al GPS, obvio). Fue pisar ahí y gritar: qué clara la tienen los brazucas! La habitación muy básica, sin tele ni aire, pero abajo una piscina hermosa, con palmeras, estatuas (!) y un montón de bobadas más la consabida mesita para el birrín, que esta vez por el cansancio no tuvimos oportunidad de degustar. Antes de pasar por la pile bajo las estrellas, hicimos escala en el restaurante, donde el morfi era al estilo precio fijo (22R por persona, niños sin cargo) y muy bien.
A la mañana siguiente, cafe da manha y a las rutas. Modernas, bien mantenidas, y velocidades máximas menores que en la Argentina (110 como max en autopistas). Se hizo un poco largo porque no veíamos la hora de llegar. Pero no era una conducción difícil. La ruta BR 101, la interbalnearia, está siendo ampliada y en muchos tramos hay doble carril, en otros uno solo y esa es la parte fulera. Cuando faltaban 190 km para Floripa y dijimos: ya casi estamos, zácate, empezó el tránsito pesado, la mano única, un plomazo total. Finalmente apareció el esperado cartelucho> Governador Celso Ramos 25km y ahí sí, felicidade.


Al llegar al pueblo buscamos la posada Alamandas donde paramos hace dos años. Hijitus venía diciendo de ir a saludar a Adams, el anfitrión, mais resulta que una de las posadas más lindas del mundo se convirtió en Beach Club Alamandas. Adams vendió tudo y se fue.  Enfilamos para la inmobiliaria. Y en la cuarta que visitamos, ya del lado de Palmas porque en la zona de Fazenda da Armazao no conseguimos nada, encontramos esta linda casa.